Sé que “uno” va sin hache, eso lo que se estila
Aunque hay días que me siento el huno como atila
Y cuando la noche me encandila y me descarrila
Vuelvo a ser el último de la fila.
Y oscila mi ánimo como un vaivén
Paso de ser un huracán a un maestro zen
A veces un volcán con el poder de superman
Y después ya ven, soy clark kent.
Veo el futuro y me creo el rey del imperio
Hasta que leo qué dice mi tumba en el cementerio
En serio, si doy corriente como la anguila
Expira mi pila y me quedo sin un amperio.
Puedo estar en la cima sin nada encima
Y bien encumbrada mi estimada autoestima
Para en picada caer de esa tarima
Y explotar como la bomba que borró del mapa a hiroshima
Y empeoro como el clima, cambio abrigo por blusa
Y agarro la bajada acelerada en la montaña rusa
Puedo ser perfecto sin excusas
O lo opuesto a la recto como la hipotenusa
Bajo y subo, freno y sigo, me levanto
Bip, bip, bipolar
Subo y bajo, sigo y freno y me hundo
Bip, bip, bipolar
Así que de mi no te fíes
Tengo más tabúes que hindúes y paquistaníes
Puedo poner los puntos sobre las íes
Y después quedar difunto al esquiar sin esquíes
Así es de manso mi pensamiento
El que ríe último piensa más lento
Miento, si parezco amable y cortés
Soy intocable como Elliot Ness
Hay días que estoy al revés y voy con desconsuelo
Al infierno en ascensor en vez de una escalera al cielo
No me salva robert plant ni la suerte de bugs bunny
Me visto como kant y pienso como armani
Pero mis defectos no me acomplejan
Y el efecto de las penas son dagas que me aquejan
Las veo como marcas en forma vaga
Y más que cicatrices después me parecen llagas
Bajo y subo, freno y sigo, me levanto
Bip, bip, bipolar
Subo y bajo, sigo y freno y me hundo
Bip, bip, bipolar
Down, como un boxeador underground
Que nunca pasó el primer round
Pero enderezó la proa y fuerte como una boa
Siente que ganó más peleas que rocky balboa
Un príncipe azul me siento a veces confieso
Y otra no tan guapo un sapo mendigando un beso
Soy eso, un cóctel de aceite y agua
Parezco dirigido por buñuel o kurosawa
En ocasiones contesto lo que siento
Pero de esos sentimientos en seguida me arrepiento
Y entonces es cuando mis respuestas se apilan
Y flotan en el viento como las de dylan
Mis días desfilan y me fusilan el alma
Días de calma y otras que quiero un arma
Y mi karma se desarma como un archivo zip
Y empieza a sonar mi alarma, bip, bip, bip
Bajo y subo, freno y sigo, me levanto
Bip, bip, bipolar
Subo y bajo, sigo y freno y me hundo
Bip, bip, bipolar |
miércoles, 22 de febrero de 2012
Bipolar - Cuarteto de nos
Trastorno bipolar
¿Qué es el trastorno bipolar?
El trastorno bipolar es una enfermedad que provoca cambios extremos en el estado de ánimo. Esta afección también se llama enfermedad maníaco-depresiva o depresión maníaca. Tanto los hombres como las mujeres pueden tener trastorno bipolar. Lo pueden tener personas de todas las edades.
Existen varios tipos distintos de trastorno bipolar. El tipo que usted tenga depende de con qué rapidez pasa de episodios maníacos a la depresión y de nuevo a episodios maníacos, así como de cuán graves son los síntomas.
¿Cuáles son algunos de los signos del trastorno bipolar?
En ocasiones, una persona que tiene trastorno bipolar podría sentirse muy feliz, lleno de energía y capaz de hacer cualquier cosa. Es posible que la persona no desee descansar cuando se sienta de esta manera. Esta sensación se llama manía. En otras ocasiones, una persona que tiene trastorno bipolar podría sentirse muy triste y deprimido. Es posible que la persona no desee hacer nada cuando se sienta de esta manera. Esto se llama depresión. Las personas que tienen trastorno bipolar pueden pasar rápidamente de episodios maníacos a la depresión y de nuevo a episodios maníacos.
Otros signos de manía incluyen los siguientes:
- Sentirse muy irritable o enojado.
- Pensar y hablar tan rápido que otras personas no pueden seguir sus pensamientos.
- No dormir nada.
- Sentirse muy poderoso e importante.
- Tener problemas para concentrarse.
- Gastar demasiado dinero.
- Abusar del alcohol y de las drogas.
- Tener relaciones sexuales sin tener el cuidado de prevenir el embarazo o las enfermedades.
Otros signos de depresión incluyen los siguientes:
- No tener interés ni obtener placer por las cosas que usted solía disfrutar, incluidas las relaciones sexuales.
- Sentirse triste o atontado.
- Llorar con facilidad o por ningún motivo.
- Sentirse más lento, o inquieto e irritable.
- Sentirse sin valor o culpable.
- Cambios en el apetito. Cambios involuntarios en el peso.
- Problemas para recordar cosas, concentrarse o tomar decisiones.
- Dolores de cabeza, de espalda o problemas digestivos.
- Problemas para dormir o querer dormir todo el tiempo.
- Sentirse cansado todo el tiempo.
- Pensamientos sobre la muerte y el suicidio.
¿Cuál es la causa del trastorno bipolar?
El trastorno bipolar podría ser provocado por un desequilibrio químico en el cerebro. A veces, se transmite de padres a hijos. Si usted tiene un padre que tiene el trastorno bipolar, tiene mayores probabilidades de tenerlo.
¿Cómo se trata el trastorno bipolar?
Su médico de familia puede tratar el trastorno bipolar. Es posible que su médico de familia desee que usted consulte a un psiquiatra también. Usted y sus médicos trabajarán juntos para controlar los cambios en el estado de ánimo y asegurarse de que continúe estando bien.
El trastorno bipolar se trata con medicamentos para detener los cambios en el estado de ánimo. Los estabilizadores del estado de ánimo se utilizan para equilibrar los picos de manía y depresión del estado de ánimo. Los medicamentos antidepresivos pueden ayudar a reducir los síntomas de la depresión. Es posible que su médico agregue otros medicamentos a medida que los necesite. Estos medicamentos no empiezan a funcionar de inmediato, pero empezará a notar una diferencia en el estado de ánimo después de algunas semanas. Asegúrese de tomar sus medicamentos exactamente como se lo indique su médico.
La asesoría puede ayudarlo con el estrés, las inquietudes familiares y los problemas de pareja. Es importante obtener asesoría si usted tiene trastorno bipolar.
Algunas personas que tienen trastorno bipolar no desean recibir tratamiento. A menudo, no se dan cuenta de cuánto afecta sus vidas y las vidas de las personas a su alrededor. Además, se sienten muy productivas y poderosas durante la fase maníaca y no están dispuestas a renunciar a esto.
¿Qué puedo hacer para ayudarme a sentirme mejor?
Comparta todos los síntomas, los antecedentes de salud y los antecedentes de salud familiares con su médico. A muchas personas que tienen el trastorno bipolar no se las diagnostica correctamente. Un diagnóstico correcto le brinda las mejores probabilidades de obtener un tratamiento útil.
- Lea sobre el trastorno bipolar y coméntele a su familia lo que aprendió. Su médico puede sugerir recursos para ayudarlo a obtener más información.
- Tenga una rutina regular. Acuéstese y despiértese a alrededor de la misma hora, todos los días. Coma alimentos que sean buenos para usted y haga ejercicio en horarios regulares.
- Tome los medicamentos todos los días y no deje de tomarlos incluso si empieza a sentirse mejor. Es posible que los medicamentos y la terapia tarden en tener un efecto en su vida. Intente ser paciente y concentrarse en sus metas.
- Evite la cafeína y los medicamentos de venta libre para los resfriados, las alergias y el dolor. Pregunte a su médico antes de beber alcohol o utilizar cualquier otro medicamento.
- Intente evitar el estrés.
- Aprenda los signos de advertencia tempranos de la enfermedad. Informe a su médico cuando nota cambios en el estado de ánimo o la conducta.
- Únase a un grupo de apoyo. Usted y su familia pueden compartir información y experiencias con el grupo de apoyo.
- En Argentina: www.fubipa.org.ar
martes, 21 de febrero de 2012
Psicología / Meditación para la vida cotidiana
Mindfulness, un recurso contra el estrés
Los expertos aseguran que mejora el control de las reacciones impulsivas, aumenta la tolerancia al dolor y reduce la ansiedad.
Hoy, Martín Reynoso y Marina Lisenberg son dos de los profesionales jóvenes que coinciden en una propuesta llamada mindfulness, una palabra del inglés sin traducción exacta al castellano. "Podría entenderse como «presencia mental» o «atención plena» -explica Marina Lisenberg, que dirige su propio emprendimiento, Attentia, y trabaja con el Centro Privado de Psicoterapias-. Es un término que deriva del idioma pali, vinculado con el budismo, que usa la misma palabra para denominar la mente y el corazón."
"Es un aprendizaje que permite detenernos en el espacio y el tiempo, y sentir cómo estamos viviendo -explica-. Tenemos distintos niveles de atención. La mayoría de la gente, cuando intenta concentrarse, tiene una mente que va y viene, es una mente saltarina. Y el problema es que es poco el tiempo en que esa mente está fluyendo en presente: nos duchamos pensando en la agenda del día, no en el baño? gran parte del día lo hacemos «en automático». Esta técnica enseña un uso consciente de la atención que nos permite tomar las riendas de nuestra mente."
En 2000, Clara Badino trajo al país a Jon Kavat-Zinn; luego ella fundó y dirige aquí Mindfulness Argentina, cuyo equipo integra Martín Reynoso, que también da cursos sobre la especialidad en el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco).
"Kavat-Zinn lo aplica desde hace 30 años en el Centro Médico de la Universidad de Massachussets; él pudo trazar un puente entre las prácticas de meditación orientales y el Occidente, quitándole el aspecto religioso o místico", afirma Reynoso.
Pero, ¿es necesario transformarnos en monjes tibetanos frente a nuestras computadoras o viajando apretados en el subte? "No, no es necesario quedarnos quietos, sentados o a oscuras -aclara-. Casi todas las meditaciones se concentran en una primera parte: respiración, sonidos, sensaciones corporales. Acá se pasa de una meditación en concentración a una meditación en totalidad: sentir y observar todo lo que está ocurriendo, con todos los sentidos. Cualquier experiencia cotidiana puede ser objeto de entrenamiento: desde ir en el subte y ver qué pensamientos generás cuando alguien te roza, hace calor o mucho encierro, y cómo la mente va procesando toda esa información."
Lisenberg, que trabaja con familias, indica que algunas mamás gracias al entrenamiento se manejan mejor con sus chicos al volver a casa después de una dura jornada laboral y las espera el baño, la comida, los deberes. No es magia, aclara, sino entrenarse para poder decidir de qué manera responder.
"Una cosa es que me hayan chocado y yo me escuche interna insultando al que me chocó y otra cosa es que me dé cuenta de que me chocaron y aun con una rabia terrible sea consciente de mi enojo y elija, en forma consciente, abrir la boca e insultar", ejemplifica la psicóloga, que admite que muchas emociones (el enojo o el miedo) son "difíciles de surfear"
La iniciación supone ocho reuniones de 2,5 horas, una vez por semana y un entrenamiento diario de 45 minutos por cuenta propia. Está indicado en personas con trastornos de ansiedad, pánico o enfermedades asociadas al estrés. Puede servirles a grandes, chicos y a familias enteras: comer, por ejemplo, es un espacio ideal para la práctica de la atención consciente y puede mejorar cuadros digestivos, como le sucedió a Reynoso, que, ya psicólogo, se acercó a mindfulness por una solución para su malestar.
"Esta práctica puede ayudarnos a desacelerar el vertiginoso ritmo con el que vivimos -reflexiona Lisenberg-. No creo en una única solución para los males del mundo. Esta es una. Hay muchas. Todas abren puertas. Nosotros somos el científico, el experimento y el laboratorio."
Este artículo fue tomado del diario la Nación.
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