miércoles, 21 de noviembre de 2012

Franca psicopatía o "los psicópatas no son normales"


                                 

Ted Bundy, un tipo inteligente, encantador y bien parecido, murió joven. Eso sí, antes de que lo frieran en la silla eléctrica de la prisión de Raiford tuvo tiempo de asesinar a más de 35 mujeres después de golpear y violar a gran parte de ellas.

Además de por su inteligencia y locuacidad, a los psicópatas como él se les identifica por ser mentirosos e impulsivos. Incapaz de apreciar las consecuencias de sus actos, el psicópata no es capaz de mostrar empatía ni sentimientos de culpa, y es extremadamente agresivo. Estos rasgos son los que le permiten acercarse a sus víctimas sin levantar sospechas para después cometer con ellas los crímenes más atroces.

Pero, ¿cuál es el origen de la psicopatía?
Los factores biológicos se entrelazan con la influencia del ambiente. El psicópata tiene un cerebro anómalo. Diversos estudios realizados por la Universidad de Pennsylvannia han mostrado que los cerebros de los psicópatas tienen el área prefrontal menos voluminosa. También parece que se activan menos otras zonas cerebrales relacionadas con el procesamiento de las emociones. Es el caso de las amígdalas. Éstas son unas pequeñas estructuras en forma de almendra, situadas en el interior de nuestro cerebro, que procesan el miedo y la percepción de la amenaza. Todas estas alteraciones cerebrales se relacionan con los impulsos descontrolados, un mal aprendizaje de la experiencia y la elevada agresividad de los psicópatas. 

Los niveles de testosterona también están elevados en el psicópata. La testosterona es la hormona sexual principal masculina que se ha relacionado consistentemente con una mayor frecuencia de comportamientos agresivos. 

Pero la biología no lo explica todo. El entorno en el que nos criamos también tiene su importancia en la génesis del psicópata. Cuando los padres no muestran empatía hacia sus hijos, ellos tampoco aprenden a expresarla ni a sentirla.
¿Ellos o ellas?
Las investigaciones coinciden en que el diagnóstico es más frecuente en ‘ellos'. También son ‘ellos' los que, según los expertos, son más proclives a la competición y las conductas agresivas. Pero ¿es que las mujeres nunca son agresivas? Por supuesto que sí. Lo que sucede es que hombres y mujeres parecemos usar tácticas diferentes. Mientras los hombres utilizan la agresión directa, las mujeres tienden a preferir estrategias como el engaño o los rumores dañinos, para hacerlo indirectamente. 

Aunque nos guste poco admitirlo, parece que todos contamos con un equipamiento biológico preparado para responder de forma agresiva. ¿Qué explica que no utilicemos la violencia para resolver los conflictos? La respuesta está en el área prefrontal del cerebro, que actúa como un mecanismo modulador de la agresividadEstimular adecuadamente nuestra corteza prefrontal puede ayudarnos a entender otros puntos de vista e inhibir nuestros impulsos para comportarnos adecuadamente en sociedad.


Por: Marisa Fernández, Neuropsicóloga Senior, Unobrain

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