domingo, 2 de octubre de 2011

El miedo al compromiso



Cada vez más, nos encontramos en las consultas psicológicas a personas con cierta edad que no tienen pareja. Este aspecto es importante, ya que desean tenerla pero les da miedo comprometerse de por vida con alguien. Por supuesto, el factor edad es menos relevante para este problema, pues cada uno encuentra pareja en diferentes momentos y a diferentes edades... 

Sin embargo, el hecho de querer vivir en pareja y no poder hacerlo por miedo, es un factor que nos descubre una personalidad peculiar que se puede tratar y mejorar con el fin de que el individuo consiga su objetivo. 
Aparte de las personas que acuden a consulta con un propósito claro de mejoría, existen otras personas que parecen jóvenes eternos, los típicos amigos que no dejan de salir por la noche a discotecas y fiestas y que parece que mantengan la energía de los 15 años, cambiando a menudo de pareja, sin conseguir centrarse. 

A pesar de que el grupo de referencia de estas personas avanza y forma familias, ellos siguen en la dinámica de hace años, sin existir un ápice de progreso en su dinámica habitual, como si estuvieran estancados. Todos los que les rodean se dan cuenta de ello e incluso, se lo comentan, pero es fácil encontrar, por su parte, una mala contestación, una gracia o una justificación desmesurada. 


Siempre poniendo peros a las parejas 

Estas personas suelen ser buenos conquistadores. Sin embargo, sus relaciones a menudo se rompen en poco tiempo por su miedo al compromiso. Este miedo se va a reflejar muy claramente en la retahíla de "peros" que van a encontrar en sus distintas parejas. Todas tendrán algún "pero" y no serán las ideales para ellos. 

También es muy común que el nivel de exigencia de estas personas sea muy elevado. Mantienen el listón muy alto, con lo que es difícil que ninguna pareja consiga alcanzarlo. Por otro lado tendrán dificultades en expresar sus emociones, precisamente por ese miedo al compromiso y a que la pareja se crea más de lo que el otro desea. 

Por ello, pocas veces demostrará sus sentimientos. La frase "te quiero" no estará en su repertorio y, por supuesto, las parejas se cansarán de no recibir nada y le abandonarán. 

Necesitan controlarlo todo, pero no pueden hacerlo con una pareja, lo que les produce angustia y rechazo. 

Normas rígidas 

Como una característica de personalidad importante, estarán sus "normas rígidas" de cómo tiene que ser una pareja. Si las cosas no salen o no son como ellos esperan, se frustrarán y tirarán la toalla sin luchar, ya que considerarán que su punto de vista es el correcto y que ellos no son los que tienen que cambiar. 

Son personas muy controladoras y estando solos, consiguen controlar todo su entorno, pero cuando comparten su vida con otra persona, el control desaparece, ya que no pueden controlar al otro. 
Aparecerá un miedo a las posibles consecuencias de sus conductas que no conocen, ya que serán situaciones nuevas vividas en pareja. Este miedo les provocará angustia y por supuesto, un rechazo a esa situación que les resulta tan poco protectora. 

Romperán las relaciones una y otra vez por falta de estrategias para solucionar las cosas novedosas que se les planteen. 

Jóvenes eternos 

Su afán de diversión y de fiesta no es más que una coraza para disimular el malestar que les produce su situación, pues son conscientes de su pasividad y de su poco avance, sobre todo cuando tienen con quiénes compararse (amigos que se casan, que tienen familia, etc.). 
Su dificultad para expresar emociones y sus normas rígidas de cómo tienen que ser las cosas, les impiden buscar ayuda y seguirán manteniendo el papel de jóvenes eternos, hasta que la presión encubierta mantenida durante mucho tiempo les provoque problemas emocionales, como la depresión. 

Caerán en picado y su coraza se caerá con ellos, apareciendo entonces todas sus debilidades y todos sus miedos, a los que no sabrán hacer frente. 


Dificultades para comunicarse 

Otra característica es su dificultad a la hora de comunicarse, ya sea con las parejas o con los amigos. Rara vez expresan sus ideales o sus discrepancias, manteniendo siempre la perfección. 
No hablan de ellos ni profundizan, y sus conversaciones tratarán siempre de temas superfluos con el fin de dirigir la atención hacia otros temas y no hacia sus verdaderos miedos o dudas. 

Con las parejas mantendrán una comunicación activa y conquistadora, pero poco concluyente, con vacíos y lagunas, y no se darán a conocer tal y como son, cosa que hacen con casi todo el mundo. 
Tienen que mantener su rol de juerguistas por temor a ser criticados o minusvalorados por otros y así, no podrán expresar sus miedos con facilidad. 

Aquí también aparece un miedo a sentirse inferiores o a que alguien conozca sus verdaderas emociones, con lo que el no compromiso ayudará a mantener intacta esta parcela tabú. 

Parecen ideales, pero no lo son 

Parecen las parejas ideales a simple vista, entran mucho por los ojos y gustan a casi todos. Son atractivos, graciosos, comunicativos... Pero a la hora de la verdad, cuando aparecen problemas o cuando hay que hablar más en serio, no saben estar a la altura. 

Cambiarán de tema y se saldrán por la tangente, provocando en los demás sospechas o extrañeza. Quieren pasar desapercibidos, pero al final todos hablarán de su comportamiento. 

Probablemente, una vez alcanzada cierta edad, estas personas caen en un pozo sin fondo cambiando completamente su percepción de las cosas y dándose cuenta de sus debilidades. 

¿Cómo superar el miedo al compromiso? 

Por supuesto, deberán ir tocando punto por punto y, probablemente, con ayuda de un profesional, todos los aspectos que hemos comentado más arriba. 

Necesitan: 

Llevar a cabo una cura de humildad. Expresar sus inseguridades a algún amigo les ayudará a descargar la presión y a comprobar que no pasa nada. 

Valorarse más a sí mismos, tal y como son, con sus defectos y con sus virtudes. Controlar la autocrítica será un aspecto a tratar. 

Buscar todos sus miedos y desmontarlos con razonamientos coherentes. Es más que probable que tengan muchas distorsiones y errores cognitivos. 

Regularizar su necesidad de control y permitirse ser más libres a la hora de realizar ciertos comportamientos. No es necesario que las cosas sigan siendo como se las han impuesto, pueden cambiarlas. 

Analizar sus historias familiares para buscar "porqués". Seguramente, proceden de una educación rígida con padres sobre protectores, con muchas normas y con críticas cuando se rompen dichas normas. Esto ayudará a la persona a darse cuenta de que muchos comportamientos no son suyos, sino inculcados desde la infancia, y que pueden cambiarlos.

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